lunes, 29 de octubre de 2012


Superficies para alimentos que se limpian solas

Expertos españoles desarrollan superficies con propiedades bactericidas y autolimpiables que se activan con la luz del sol o con luz ultravioleta.
Si la superficie donde se prepara la comida no está limpia, los patógenos pueden pasar a los alimentos, tanto crudos como cocinados, de manera inmediata. La cocina es, por tanto, una de las estancias del hogar que debe mantenerse más limpia y que más atención necesita, tanto en su limpieza, como en el orden y desinfección. Para facilitar el trabajo, un equipo del Instituto de Tecnología de Materiales de la Universidad Politécnica de Valencia ha desarrollado un proyecto en el que ha ideado superficies de acero inoxidable y cerámica autolimpiables. En este artículo se detalla en qué consisten estas superficies y cómo funcionan.
 
Las nuevas superficies con propiedades bactericidas y autolimpiables forman parte del proyecto FOTOCER (desarrollo de superficies fotocatalíticas mediante técnicas escalables a la industria), que data del año 2009. Pero no ha sido hasta ahora cuando ha concluido con resultados alentadores, según Ana Garcinuño, una de las responsables del estudio. El principal objetivo ha sido la creación de recubrimientos fotocatalíticos que dieran lugar a superficies con capacidad bactericida y autolimpiables y que, además, se pudieran activar de manera fácil, con los rayos del sol o con una lámpara de luz ultravioleta.
El proyecto pretende buscar un efecto eficaz y duradero en las superficies para aplicarse a las industrias alimentarias. Según sus responsables, una superficie con capacidad bactericida y autolimpiable supondría una revolución en la industria. Durante los años que lleva en marcha la investigación, los científicos han estudiado los recubrimientos más adecuados, se han elaborado diferentes tipos de pruebas y los ensayos pertinentes para conseguir la combinación perfecta. Las superficies que cumplen con los requisitos y dan los resultados más fiables y eficaces son las de acero inoxidable y de cerámica.

Óxido de titanio: clave en la autolimpieza de las superficies

El óxido de titanio ha logrado la acción bactericida y fungicida
La clave del éxito radica en el óxido de titanio (TiO2), un elemento que hace posible la reacción del acero inoxidable y de la cerámica con la luz solar o la luz artificial de una lámpara ultravioleta, el efecto que consigue la autolimpieza al eliminar cualquier tipo de microorganismo. Según explican desde la Universidad de Valencia, no se pretende acabar con las manchas que se ven, sino con la suciedad que no se ve, es decir, conseguir una superficie limpia y desinfectada. Además, se han buscado superficies que sean resistentes al desgaste y puedan usarse en diferentes sectores industriales.
Para los investigadores, la solución definitiva ha sido el uso del óxido de titanio, el elemento químico que ha logrado esta acción bactericida y fungicida. El resultado es la destrucción de las bacterias y los hongos que están en contacto con la superficie en cuestión, ya que los oxidantes provocan una total degradación de la materia orgánica con la que interactúan. De este modo, en estas nuevas superficies, la suciedad resbala sin llegar a adherirse, con lo que se transforma en superficie autolimpiable. Esta es la razón por la que se pretende aplicar este hallazgo a la mesa de trabajo de la industria cárnica o del pescado, así como en la industria láctea. Los resultados bactericidas y fungicidas son incluso más eficientes que con cualquier tipo de detergente.

Limpiar las superficies

Hasta que las superficies autolimpiables lleguen a nuestras casas, los manipuladores de alimentos son los responsables de limpiarlas. Esta tarea es trascendental, ya que si bien parecen estar limpias, es posible que haya patógenos que no se aprecien, pero que sobrevivan durante días en las superficies de manipulación de alimentos.
En primer lugar, se deben retirar los residuos de alimentos u otros desechos de la superficie, lavar y humedecer la zona con el trapo para desinfectarla. Esta acción es importante y debe realizarse con los productos específicos destinados para ello. Una vez limpia, se retira el exceso de producto, si es necesario con un trapo humedecido, y se deja que la superficie se seque al aire.

LIMPIEZA, LA MEJOR PREVENCIÓN

Tanto las superficies como la higiene personal de las personas que manipulan los alimentos son la mejor opción preventiva para evitar los patógenos. Conviene recordar algunos consejos:
  • Lavarse las manos antes y después de manipular alimentos, siempre con jabón. Es preferible secarlas con papel. También después de ir al baño, cambiar pañales o tocar mascotas.
  • Lavar las tablas de cortar, los platos y todos los utensilios empleados en la cocina. Es importante utilizar siempre el jabón y realizar a limpieza siempre antes y después de cada comida.
  • Lavar y regular la nevera de manera periódica. Limpiar las paredes, cajones y estanterías.
  • Aparte de los desinfectantes comerciales, otra opción es el uso de bicarbonato sódico, limón o vinagre, siempre rebajado con agua.

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