jueves, 25 de octubre de 2012


Preocupa al Gobierno precio de la soja en año electoral

Hay luces amarillas para el Gobierno y sus proyecciones presupuestarias. Si la soja no repunta, será difícil que se logre un comienzo de 2013 con el precio promedio estimado por los técnicos de Economía para la oleaginosa: u$s 580 la tonelada. La caída de las últimas jornadas, que pese a la suba de ayer llevó al commodity al precio de 550 dólares, produjo una cierta alarma en el equipo de Axel Kicillof, encargado de elaborar las cifras del Presupuesto 2013.
El propio viceministro de Economía, en su visita de hace dos semanas a la Cámara de Diputados, había sido el que les adelantó a por lo menos dos legisladores cercanos al oficialismo -que luego debieron defender los números en el recinto- que el precio estimado para la soja en promedio para el año próximo sería de 580 dólares. Kicillof y los legisladores coincidían en que se trataba de un cálculo en realidad conservador, ya que se descartaba que para el próximo ejercicio el precio de la soja navegaría tranquilamente por encima de los 620 dólares. Esa cotización tenía en realidad una clave para el Ejecutivo: la subestimación en el precio implicaría que la recaudación excedente que se obtendría por los ingresos de las retenciones agropecuarias le aportaría dineros extra al Gobierno por no menos de $ 5.000 millones durante todo 2013. Como además esos miles de millones de pesos no tenían pauta presupuestada, el destino del dinero sería el que quisiera darle la propia Cristina de Kirchner, a través de decretos provenientes de la jefatura de Gabinete de Juan Manuel Abal Medina mediante la vigencia por un nuevo ejercicio de los superpoderes. En un año electoral, ese tipo de fondos extra no presupuestados tiene un valor político extraordinario.
Subestimar ingresos con partidas de gastos predeterminadas no es nuevo. Es la fórmula que inauguró en sus primeros años de gobierno Néstor Kirchner con Alberto Fernández como jefe de Gabinete, y que luego continuaron en la gestión de Cristina de Kirchner. Sólo hubo complicaciones en este 2012, donde los ingresos recaudatorios cayeron debido a la crisis económica internacional. La intención oficial es que la estrategia vuelva a aplicarse el año que viene, y que la cantidad de dinero a administrar por fuera de los gastos presupuestados sea la máxima posible. Y la soja, para la fórmula, resulta un ingreso clave.
Por esto la cotización actual de la oleaginosa es mirada con los ojos bien abiertos por Kicillof y sus hombres. Si, como esperan muchos analistas norteamericanos, la soja no lograra despegar hasta mayo o junio del año próximo, y su precio se mantuviera en los niveles actuales, Economía tendría serios problemas de caja en el comienzo de 2013. Sucede que es en el primer trimestre cuando el Gobierno puede contabilizar la mayor parte de las liquidaciones de los exportadores sojeros.
Así se hizo este año, por ejemplo, cuando Guillermo Moreno intervino en el mercado de dólares y obligó a las cinco grandes exportadoras a acelerar el pago del 35 por ciento de retenciones. Así lo hicieron, y esa acción le permitió al secretario de Comercio Interior calcular cuál sería la falta de divisas para 2012. En mayo finalmente comenzó a regir el cepo a pleno.
Las expectativas oficiales para el próximo año eran mejores que las que se vivieron a comienzos de este ejercicio. La diferencia radica en la deuda que deberá pagarse en 2013, casi unos u$s 5.000 millones menos que este año. Por eso el entusiasmo sobre el dinero extra que pueda obtenerse con la soja, sin obligaciones financieras importantes como la de este año y con meses de campaña electoral por delante.
La esperanza del Gobierno es que las expectativas por una supersoja en la Argentina y Brasil, un mejor clima en Estados Unidos y un sostenimiento de la demanda china caigan y que la soja comience a recuperar. Al menos lo que se espera es que para el primer trimestre del año próximo vuelvan los precios cercanos a los 620 dólares. Luego vendrá otra pelea: obligar a los sojeros a que liquiden a ese precio y comiencen a entrar los dólares a las arcas públicas. Cada silo que se abre o silobolsa que se compra o alquila con el fin de estoquear y esperar precios convenientes es un enemigo de la estrategia fiscal oficial para los primeros meses de 2013.

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