miércoles, 31 de octubre de 2012


Lo que muchos se preguntan: ¿Moreno es o se hace?

A esta altura de los acontecimientos hay que preguntarse, ¿el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, es o se hace?.
En declaraciones a un medio de prensa del Partido Comunista -el funcionario no responde a las preguntas de los periodistas de los medios de comunicación con los que no está de acuerdo- dijo que el precio de la carne no había sufrido variaciones desde 2010.Según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), que toma datos del Indec, entre septiembre de 2010 y el mismo mes de este año, el kilo de asado se incrementó en un 63 por ciento. En ese mismo lapso, el roast beef tuvo una suba del 58,62 por ciento.
El coro de voceros oficialistas, entre los que se destacan Ider Peretti y Alberto Samid, explicó en el Mercado Central o en el mercado de José C. Paz era posible encontrar los mismos precios que dos años atrás. A ninguno de ellos le preguntaron en los programas de televisión a los que son tan asiduos qué porcentaje de la población concurría a comprar carne vacuna en esos dos mercados.
Es que fuera del sector agropecuario no son muchos los que reconocen el daño que Moreno le hizo al negocio de la cadena de la ganadería y de la carne. Fue el primer sector en el que intervino el funcionario cuando se hizo cargo de la Secretaría de Comercio Interior, en marzo de 2006. Fijó listas de precios máximos para la hacienda y la carne que nunca se cumplieron. Obligó a los frigoríficos exportadores a vender en el mercado interno cortes a precios bajos -en un negocio que benefició a los supermercados-; se hizo cargo hace dos años de la distribución de la cuota Hilton y fundó la tristemente célebre “Escuelita”, en la que todos los viernes arenga a empresarios de la carne y de otros rubros.
Como impulsor de la intervención del Indec logró eliminar lo que los ministros de Economía desde hacía más de 40 años no conseguían: que los aumentos del precio de la carne no se reflejara en el Indice de Precios al Consumidor. Claro, lo hizo por la vía del dibujo, pero no de la realidad. Ese fue el talón de Aquiles de la ganadería: los controles de precios, las vedas y los cierres de exportaciones no hicieron otra cosa que frenar el desarrollo de la actividad no sólo desde 2006 hasta ahora sino desde mucho tiempo antes.
El sueño de Moreno de que el “pueblo peronista” pueda comprar carne barata se transformó en una pesadilla. La carne vacuna no es barata para la mayoría de la población. El pollo le está ganando la carrera. Hoy, el consumo se sitúa en 41 kilogramos por cabeza promedio, unos 18 kilos más que hace diez años. La carne vacuna, en cambio, apenas se sitúa en un punto porcentual por encima de una década atrás.Hay otras cifras que reflejan el las consecuencias de la intervención de Moreno sobre la actividad. En siete años, el país pasó de ocupar el séptimo lugar como exportador de carnes al décimo, tal como informó al Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes de la República Argentina (Cicra) en su último informe mensual. Hasta México , que tiene menos cabezas de ganado, supera a la Argentina. El país exporta hoy una proporción similar de la producción de carne a la de 2001 cuando se habían cerrado más de 70 mercados por la reaparición de la fiebre aftosa.
El origen de la pobre performance exportadora hay que situarlo en marzo de 2006 cuando el entonces presidente Néstor Kirchner ordenó cerrar las exportaciones porque no había logrado un acuerdo de precios con el sector. En aquel año, Alemania, un comprador histórico, organizó el Mundial de Fútbol y no tuvo carne argentina. Dos años después, el Gobierno inventó el “encaje productivo”, por el cual los frigoríficos debían tener en cámaras el mismo volumen de cortes para el mercado interno que el que vendían en el exterior. Más tarde se instrumentaron los Registros de Operaciones de Exportación (ROE rojos) y luego la distribución de la cuota Hilton pasó de las manos de Agricultura a la Secretaría de Comercio Interior. Eso hizo que por cuatro períodos la Argentina incumpliera el cupo de un negocio que hace al menos 30 años está asegurado.
Ahora ya es la propia realidad macroeconómica la que perjudica a la actividad frigorífica: el aumento de la inflación y el atraso cambiario no hacen rentables a la exportación de carnes. Esto se refleja en la caída del precio interno de la hacienda. Según Ciccra, respecto de hace un año atrás, el precio promedio bajó un 4 por ciento. Con una inflación real de entre el 20 y el 25% no es muy difícil predecir un nuevo período de retroceso en la ganadería. Después de la feroz sequía de 2008/9 se estimaba que para 2013 se iba a recomponer la relación entre la oferta y la demanda.
Si el Gobierno no encuentra una salida, no habría que descartar una nueva crisis. Mientras tanto, sigue vigente el 15% de las retenciones a los derechos de exportación a la carne que tan poco aportan a los ingresos fiscales. La presidenta Cristina Kirchner los bajó a cero hace unos meses sólo para los termoprocesados, pero ya era tarde. El principal grupo productor de este segmento de valor agregado ya había decidido cerrar sus plantas y concentrar su actividad en Rosario.
Pese a tantos desaguisados todavía hay solución porque la cadena productiva se puede recuperar. Pero primero tiene que reconocer la realidad.

FRASE

Iván Ramallo
Ejecutivo de Don Mario
“Al acceder a mejor tecnología, se mejorará la renta de los productores”

RESUMEN

2%
De la siembra de soja
Se lleva sembrado en el país según el Panorama Agrícola de la Bolsa de Cereales de Bs. As.

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