jueves, 4 de octubre de 2012


Ley del Estatuto Laboral Agrícola

CHILE : Es producto del trabajo de dos años de una mesa agrícola en la que trabajadores y empresarios acordaron los puntos más importantes para todos. Sin embargo, está entrampada en la Cámara de Diputados e incluso se le quitó la urgencia. Desde el sector insisten en que es una necesidad.
Cuando el 26 de septiembre de 2011, el presidente Sebastián Piñera firmó el Proyecto de Ley del Estatuto Laboral Agrícola, todos los representantes del sector celebraban. Parecía que finalmente los años de trabajo en conjunto, que se materializaban por primera vez con la conformación de la mesa de diálogo agrícola en marzo de 2010 y que culminaba con el ingreso de este documento a tramitación en el Congreso el 5 de octubre de 2011, verían la luz.
Sin embargo, el entusiasmo de todos los que participaron en el proyecto que busca modificar las normas laborales de los trabajadores agrícolas se fue diluyendo a medida que pasa el tiempo. Y cuando ya ha pasado un año, éste continúa atrapado en la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados. La iniciativa es considerada clave tanto por los trabajadores como por los empresarios, ya que solucionaría temas que desde hace tiempo se vienen intentando ajustar a las necesidades del agro.
Precisamente por ello estaban contentos: porque el proyecto era el resultado del trabajo conjunto de empresarios y trabajadores. Pero en la discusión los parlamentarios han puesto objeciones a puntos clave del proyecto, como el referido a la modificación de la jornada laboral.
Desde hace ya varios años desde los distintos rubros del sector se pide que la ley permita que la jornada laboral del agro pueda modificarse de acuerdo a las necesidades. En la iniciativa firmada en 2011, se propone que, por ejemplo, para el sector lechero sea diferida para poder cumplir con los requerimientos específicos de la ordeña. Sin embargo, los parlamentarios temen que con esto los trabajadores pierdan la libertar de disponer de su tiempo libre. Otro punto sobre el que las autoridades tuvieron reparos fue con el establecimiento de un límite semanal de horas extras, ya que creen que será muy difícil de regular, debido a que muchos de los trabajos son temporales y duran sólo algunas jornadas, por lo que se pasaría a llevar este límite con cada nueva contratación. Otro tema que complica a los legisladores es la celebración de pactos colectivos entre trabajadores y empleadores por no ser considerada una opción adecuada para establecer las condiciones vinculantes entre ambos, debido a la supremacía propia de las relaciones laborales que impediría constituir estos pactos en igualdad de condiciones.
La gran adhesión lograda por la mesa, que agrupó a veintitrés agrupaciones gremiales, es una muestra del gran interés existente por llegar lo más pronto posible a la aprobación de los puntos señalados anteriormente. Por ello, en el sector no están dispuestos a dejar que el trabajo de casi dos años siga empantanado y en un intento de darle un nuevo impulso, la SNA organizó un foro en el que participaron autoridades de Gobierno, parlamentarios y representantes de los empresarios y trabajadores.
Fue la oportunidad para que los parlamentarios -estaban Felipe Salaberry y Ximena Rincón- dejaran ver cuáles eran sus aprensiones. A juicio de la senadora Rincón, “la duda en el análisis de la normativa es qué tanta posibilidad existe, en un acuerdo de este tipo, de que ambas partes tengan una ganancia”, refiriéndose a la celebración de pactos colectivos.
Los representantes de la mesa agrícola concuerdan en que hay detalles que ajustar dentro del proyecto, pero están dispuestos a continuar con el diálogo para resolverlos
El representante de los trabajadores, Segundo Steilen, defendió la propuesta de entregar la facultad a los actores para ponerse de acuerdo entre ellos, argumentando que “la gente está convencida de que en el campo somos todos ignorantes. Me imagino que si el 50% más uno que aprueba (el pacto) no va a querer que alguien los explote”.
El proyecto resulta clave para un sector que en la última década ha demostrado un dinamismo sin precedentes: las exportaciones crecieron a cifras de 300% en algunos rubros y los productos chilenos hoy llegan a 178 países. Sin embargo, en el último tiempo la situación para el sector se ha complicado. Dólar bajo, energía cara, agua escasa y mano de obra más cara y en menor cantidad están llevando a perder rápidamente competitividad.
Y en el caso de la mano de obra se suman problemas como una regulación que apunta a ordenar situaciones complejas, pero con base en lo urbano, por lo que no reconoce necesidades propias del sector agropecuario, lo que encarece y hace aún más compleja las operaciones de los campos.
Por ello, tanto representantes de los trabajadores, como Segundo Steilen, como los representantes de los empresarios hacen hincapié en la urgencia que tiene este proyecto para el mundo agrícola.
Cristián Allendes, presidente de Fedefruta, explica que en la actualidad, sin una normativa acorde a las necesidades específicas del rubro, tanto empresarios como trabajadores están desprotegidos. “Hoy día lo que está pasando es que en cuanto un grupo ve que las cosas están mal, no le cuesta nada llamar por teléfono e irse a donde estén pagando más”.
Mientras los empresarios y trabajadores siguieron trabajando en las indicaciones que generaron dudas en los parlamentarios, el pasado 13 de agosto el Ejecutivo retiró la urgencia al proyecto de ley, provocando aún mayor desazón en el sector. Con esto a los actores no les queda más que seguir reuniéndose en busca de un nuevo acuerdo que modifique los puntos conflictivos del proyecto para que éste, una vez informado por la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados, pase a ser tramitado por la Comisión de Agricultura y finalmente el Estatuto Laboral Agrícola pueda ver la luz.
Así, un proyecto que parecía iba a tener vía rápida, sigue a paso lento.
El proyecto está atrapado en la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados.

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