miércoles, 10 de octubre de 2012


EVALUACION DE MODELOS DE CRIA VACUNA

“Seguir sumando capital intelectual, a través de tecnologías de procesos”

Aquí, un resumen de lo expuesto en la Jornada Técnica de Cría Vacuna realizada en el marco del convenio INTA – AUDEAS – CONADEV y dirigida por Claudio Machado.
ING. AGR. EDUARDO E. PONSSA
Facultad de Ciencias Veterinarias, UNCPBA, Tandil.
Consultor.
eponssa@gmail.com
En los últimos 10 años la ganadería en la Pampa Húmeda tuvo que adaptarse y en muchos casos redimensionarse. Es que la agriculturización, si bien se llevó superficie que era ganadera, no siempre redujo la cantidad de animales en la misma proporción. Es por esto que, en muchos casos, se verificó un incremento en la carga por hectárea. Esta decisión prácticamente “reactiva”, significa probablemente un aumento en la eficiencia en el uso de la tierra pero no necesariamente sobre el capital total invertido.

Modelos

Frente a estos cambios se hacen necesarias decisiones proactivas que apunten a mejorar la eficiencia de los procesos del sistema y ello implica la aplicación práctica del conocimiento disponible. Es decir, capital intelectual.
Veamos lo expuesto sobre la base de modelos productivos para el caso de la cría vacuna en la Cuenca del Salado, en un campo de 670 hectáreas. Para esto, se aplicó un software específico (el Planificador Ganadero, desarrollado por UniAgro en el marco de la Facultad de Veterinarias de Tandil).
Consideraremos un precio del ternero de $11.5 por kg y un peso medio al destete de 175 kg. En el Cuadro N°1 se sintetizan las características de cada modelo.
En primer lugar, vamos a suponer un sistema basado exclusivamente en el aprovechamiento de campo natural que anualmente produce 298 raciones por hectárea: 3.000 kg de Materia Seca, en promedio (corresponde al Modelo 1 CN, que figura en la segunda columna del Cuadro).
En esta situación y luego de calcular el balance forrajero, podríamos tener estimativamente 348 vientres en servicio (una carga de 0,52 por hectárea).
Las tasas de preñez y destete se ubicarían en 88% y 77%, respectivamente, en un año ni muy bueno, ni muy malo.
El servicio es estacionado en tres meses, durante la primavera, y las vaquillonas se entoran a los 27 meses de edad, en promedio.
Todas las vacas que se descartan se venden como conserva (con un peso menor al de la vaca consumo y un precio por kilo un 26% más bajo, según el promedio histórico). En invierno -sobre todo- se suministran rollos a razón de 1,97 por vientre. En el Cuadro N°2, se resumen los principales resultados de cada modelo.
Allí vemos que el Margen Bruto (MB) es de 537 $/ha.
Agregando un costo de arrendamiento del campo de 65 kg/ha, queda un costo del kg de ternero destetado de $12,7. Es decir, que este modelo no cierra.
El capital total invertido por hectárea es de $2.465 e incluye la hacienda, los gastos directos y las pasturas.
Por su parte, el modelo 2 P destina a praderas y promociones una parte de la superficie (30%), quedando el 70% restante con campo natural.
Asumimos que las promociones de raigrás producen 552 raciones, y las praderas, 730 por año y por hectárea. Con esta mayor oferta forrajera, se podrían alcanzar 0,72 vientres/ha: unas 482 vacas en servicio (134 más que el caso anterior). Supondremos también que no se modifican la tasa de preñez, ni la de destete.
Empezamos aquí a engordar parte de los descartes, vendiendo el 60% como conserva y el resto, como consumo. Se suministran 0,9 rollos por vientre y año, y el servicio sigue siendo de tres meses en primavera.
Observando los resultados, vemos que el MB aumenta en un 40% respecto del modelo anterior ($750, en vez de $537) pero que el capital invertido se incrementa un 42% ($3.494, cuando antes era de $2.465).
Podríamos entonces decir que el MB mejoró básicamente porque aumentó el capital invertido, y no necesariamente porque se haya mejorado la performance del sistema. Esto genera un mayor resultado en pesos (lo cual será altamente interesante si tuviéramos que pagar por el alquiler del campo o cubrir su costo de oportunidad) pero en este caso no mejora la rentabilidad del capital invertido.
Vale recordar que la Rentabilidad Operativa es el cociente entre el MB y el Capital Invertido, y sería algo así como la tasa de interés que estarían rindiendo los fondos inmovilizados en hacienda, pasturas y gastos directos.
No obstante, se observa que el costo del kg de ternero pasó de $12,7 a $9,8/kg, lo que muestra que en el caso de tener que afrontar un arrendamiento de 65 kg, ésta sí sería una alternativa factible.
Podríamos avanzar más en el razonamiento y pensar que si en este modelo el MB aumentó prácticamente en la misma proporción que el capital físico, no habría una gran intervención de capital intelectual adicional.
CUADRO 1: Caracterísitcas de los modelos productivos
 1)CN2)P.3)P+15 m4)P+15 m+Prñ5)P+ Dif+ 15+ Prñ6)R7)R+ P+ 15m+ Prñ8)CN 100% Con sumo
Superficie total670670670670670670670670
Superficie efectiva670670670670670246310670
% Cmpo Nat.100%70%70%70%72%20%0%100%
Vientres servicio348782576570590181436348
Carga vacas/ha ef.0.520.720.860.850.880.741.410.52
Tasa preñez88%88%88%94%90%88%90%88%
Tasa destete77%77%77%82%79%77%79%77%
% conserva (descartes)100%60%40%30%0%90%80%0%
Edad entore vaq.2727151515271527
Inicio servicioOCTOCTOCTOCTOCTABRABROCT
DesteteTradic.Tradic.Tradic.Tradic.Tradic.Tradic.Tradic.Tradic.
Rollos/vientre1.970.860.770.791.051.932.421.97

Avanzando

En el caso del modelo 3, se dispone de la misma oferta forrajera que en el 2, pero realiza el servicio de vaquillonas a los 15 meses en vez de a los 27: permite reestructurar la carga útil de manera más eficiente. El modelo 4 incluye similares variables pero realiza un mejor manejo integral del sistema, por lo que aumentaría la tasa de preñez y consecuentemente el porcentaje de destete (82%).
El modelo 5 es también similar, sólo que en vez de promociones de raigrás realiza sorgo en el 8% de la superficie para su aprovechamiento como diferido en el invierno, suministrando 716 raciones anuales por hectárea.
En estos tres casos también aumenta la proporción de los descartes que se comercializa en la categoría consumo (y desciende el porcentaje de conserva).
Observamos que si bien en estos modelos también aumenta la carga -y por lo tanto el capital invertido por hectárea es mayor- respecto del modelo 1, el MB se incrementa proporcionalmente más que el capital físico, por lo que también se incrementa la Rentabilidad Operativa.
En otras palabras: no solamente tenemos más vientres por hectárea sino que estamos efectuando una utilización más eficiente de las mismas y del capital invertido, en general. Para lograrlo, hay que disponer e invertir capital intelectual adicional (conocimiento práctico necesario para lograr mejorar las tasas de procreo, entorar las vaquillonas precozmente y engordar los descartes).
En el modelo 3, el MB aumenta un 77% respecto del modelo 1, mientras que el capital físico lo hace en un 32%.
Podríamos afirmar entonces que un 45% de la mejora obedece al capital intelectual. Del mismo modo y en el modelo 4, el efecto de este intangible sería del 57% de la mejora y del 53% para el modelo 5.
Los modelos 6 y 7 corresponden a campos mixtos en los que conviven la cría con la agricultura. Aquí es posible realizar un pastoreo racional de los rastrojos agrícolas, por lo que es factible aumentar la carga por hectárea efectiva ganadera (considerando el tiempo de ocupación de cada recurso forrajero).
El modelo 6, además de los rastrojos, sólo utiliza campo natural, mientras que el modelo 7 dispone de praderas permanentes, lo que permite mejorar la preñez.
En estos dos casos, además se ha modificado la fecha de los servicios, llevándola al momento en el cual se logra una mejor concordancia estacional entre los requerimientos energéticos de la hacienda y la oferta forrajera.
Nuevamente ocurre que el efecto del capital intelectual en el modelo 6 no es significativo, ya que el MB aumenta casi en igual proporción a la carga y al capital físico invertido, pero es del 44% en el modelo 7.
Recordemos que aquí no sólo aumenta la carga sino también la preñez, el porcentaje de descartes que se venden como consumo y disminuye la edad de entore de vaquillonas a 15 meses.
Si medimos aisladamente sólo el impacto de engordar a las vacas descarte, suplementándolas con maíz, vemos que el efecto del capital intangible ya resulta del 7,3%. Esto se observa en el modelo 8, el cual es idéntico al 1 salvo en el hecho de que se saca todo el descarte como consumo.
El MB pasa de $537 a $578/ha (7,6% de aumento) y el capital físico de $2.465 a $2.472/ha (0,3% de aumento). Es decir, con un muy bajo agregado de capital económico, se logra una mejora proporcionalmente alta en el resultado.
CUADRO 2: Resultados de los modelos      
 1)CN2)P.3)P+ 15 m4)P+15 m+ Prñ5)P+ Dif+ 15+ Prñ6)R7)R+ P+ 15m+ Prñ8)CN 100% Con sumo
PROD. CARNE/HA96.7135.2162.3158.5166.7137.5262.498.9
MARGEN BRUTO/HA5377509521,0031,0136961,339578
CAPITAL/HA2,4653,4943,2653,2093,3413,2625,0762,472
CAP.EXPLOTACION/HA93208217217228169602100
C.EXPLOT./CAP.TOTAL4%6%7%7%7%5%12%4%
RENTAB.OPERATIVA21.80%21.50%29.10%31.30%30.30%21.40%26.40%23.40%
COSTO/KG TERNERO12.79.88.17.710.610.67.311.5
Costo Directo/ha187282299299337337693201

Valor agregado

Podemos concluir entonces en que para que el MB por hectárea aumente más que el capital físico asignado, deben instrumentarse tecnologías de procesos y gestión que -directa o indirectamente- involucran la aplicación de capital intelectual. Este intangible (información, conocimiento, experiencia, innovación) permite no sólo manejar un mayor capital (mayor carga animal, mayores gastos) sino también mejorar su aplicación, generando incrementos de los niveles de eficiencia de todos los procesos (tasas de procreo, aumento de la carga útil, valorización de los kilogramos de descarte, etc.).
Se optimiza la combinación de recursos.
Sin embargo, en la medida en que los precios relativos insumo/producto evolucionen hacia escenarios menos favorables que el actual, o que el capital de explotación pase a constituirse en una importante limitante, el desafío es el de incorporar capital económico e intelectual al proceso, con el fin de mejorar los niveles de eficiencia y la rentabilidad del capital adicional.
En definitiva, el Capital Económico (tierra, hacienda y gastos) es totalmente dependiente de la eficiencia y eficacia que el Capital Intelectual le posibilite, y no a la inversa: “Aún un gran barco depende de la pericia del capitán”.

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