lunes, 30 de julio de 2012

Se recupera la actividad caprina


MENDOZA : Ante un año con perspectivas de resultado dispar -según la zona del territorio mendocino- la actividad caprina en su conjunto no termina de sacarse el lastre de la sequía que ha venido afectando la producción, por lo menos en los dos ciclos previos.
Algunas lluvias oportunas y el mayor volumen de nieve caída, va a mejorar la situación de los productores con establecimientos cercanos a la cordillera, en el Centro y particularmente el sur de la provincia y en menor medida la de aquellos con explotaciones en el sudeste mendocino. Pero los caprineros del norte y el noreste siguen padeciendo la falta de agua y, consecuentemente, de alimento para sus piños.
El médico veterinario Augusto Profumieri, coordinador (desde la Fundación Coprosamen) de la ejecución del Plan Caprino Provincial, apunta que “la falta de pasturas es un problema que se observa -en mayor o medida- en toda la provincia”. No obstante ello, y aún en las regiones más comprometidas, como Lavalle y La Paz, los productores consultados dicen no tener referencias de mortandad de animales (más allá de lo habitual) a raíz de la escasez de alimento provocado por la falta de lluvias.
Esperanza en el Sur
Desde Malargüe, el departamento con mayor producción caprina en la provincia, Sifredo Aguilera prevé un muy buen año para la actividad. Como el clima viene ayudando, “las perspectivas para la próxima zafra son muy buenas; sólo resta que no haya exceso de nieve en septiembre, lo que podría afectar a los piños”.
Aguilera tiene campo en el sudoeste del departamento. Allí, los reproductores entran en servicio a partir de mayo; por lo que se esperan las primeras pariciones a partir del 10 de octubre. Tras 45 días de lactancia, los chivitos son faenados y salen a la venta en diciembre. “El hecho de estacionar el servicio en el otoño, permite que el último de los cinco meses de gestación de la cabra y el primero de lactancia de la cría (cuando la demanda de alimento de la madre es mayor) coincida con los meses de clima menos riguroso y con la disponibilidad de pasturas de primavera”, explica Profumieri.
De todos modos, cuando no hay agua no hay comida. El productor sureño recuerda que vienen de dos años con clima muy seco. “El año pasado los caprineros del Oeste perdimos, en promedio, alrededor del 20 por ciento de la producción; mientras que los del Este del departamento, más del 50 por ciento, y en algunos casos las pérdidas superaron el 80 por ciento. Algunos directamente no hicieron servicio, para tratar de salvar las cabras”.
El Noreste, complicado
Desde Lavalle, Mario Ricardo Ortiz advierte que “acá, la situación va empeorando año a año; cayeron unos aguaceros tempranos, pero no ha llovido más y se volvió a secar todo”. Se lamenta porque “este año, no veo que vayamos a tener buena parición”. Dice que “las cabras se han estado alimentando en algunos lugares con algarrobo, pero después de parir, se vienen otra vez abajo”. De todos modos, apunta que “el caprino se defiende mejor; es más complicado para los vacunos por lo que muchos productores han tenido que salir a vender los terneros”.
Ortiz, que preside la Asociación Ganadera Centro Cuyano de Lavalle, recuerda que en ese departamento las cabras paren desde fines de mayo y durante junio y julio. “El 80 por ciento de la producción sale en los meses de invierno; en algunos lugares se han retrasado, pero en la mayoría de los casos ya han parido”. No se arriesga a ponerle cifras a la
esperada caída en la producción de este año.
Entre los lugares más complicados estarían San Miguel, Laguna de Rosario y San José. “Años atrás había algarrobo enano, pero este año se les ha complicado porque en algunos lugares no hay nada de eso”, señala el dirigente. Además, “por lo que yo veo, la gente no está acostumbrada a suplementar. La situación, hasta ahora, no ha sido tan crítica, por lo que el productor no gastaba un peso, hoy creo que habría que hacer una reserva de dinero para comprar alimento”.
Problemas de manejo
Ortiz pone el dedo en la llaga, porque, si bien menciona uno de los problemas, su planteo desnuda debilidades del sector.
Sin desconocer que cuando el clima es extremadamente riguroso el margen de maniobra puede quedar muy acotado, Augusto Profumieri, de la Coprosamen, repasa algunas de las flaquezas de las explotaciones caprinas mendocinas. “Los problemas se concentran, en mayor medida, en las instalaciones, en el manejo de los piños y del campo, que en muchos casos están sobrepastoreados. Se somete a los campos a una carga de animales que está por encima de lo que soportan, y después, no se recuperan de un año para el otro”, advierte.
Otra práctica conveniente es el estacionamiento del servicio. El profesional señala que “es imprescindible en algunas zonas, como Malargüe, porque no es viable tener una parición en invierno”. Admite que “en el Norte es muy difícil estacionar el servicio, tendrían que hacerlo todos los productores, porque si no, los machos del piño vecino servirían a las cabras del productor que encerró a sus castrones”.
Confirma, por otra parte, que la suplementación no es una práctica generalizada. Advierte que “hay que suplementar por categorías, y en eso insisten los veterinarios como parte de la capacitación a los productores que se realiza en paralelo con el plan de vacunación contra brucelosis caprina”. Recomienda priorizar las hembras preñadas en el último mes de gestación, o las que están amamantando. No a la que está en mantenimiento o a una que no está produciendo.
De hecho, “vemos muchos animales improductivos en el campo -dice Profumieri- como cabras viejas, secas, con problemas reproductivos, que hace dos temporadas que vienen malpariendo”.
Recomienda “ir eliminando los animales improductivos, y dejar los que son eficientes produciendo. Los machos, en tanto, pueden tener problemas en el aparato reproductivo, y estamos orientando al productor para que realice controles básicos que le permiten seleccionar a sus reproductores”. Se insiste, además, en intercambiar machos
criollos (para mantener la rusticidad) con otros productores.
Una dura lección
Marcelo Becerra, de la comisión directiva de la Asociación Ganadera Zona Norte, de La Paz, confirma en primer lugar, que “el estado general es muy crítico; hace por lo menos diez meses que no llueve en la zona pero el Gobierno de la Provincia nos asistió hace 3 o 4 meses con alimento para los animales y, si bien fue poco, lo reservó y lo está utilizando en esta época, que es la más crítica”.
Becerra dice que esta situación crítica “fue aleccionadora para los productores, que han empezado a seleccionar los animales y, de a poco, van sacando los que no producen”. Señala, además, que “son cada vez más los que están cambiando matuchos para renovar la sangre en sus rebaños”.

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