jueves, 12 de julio de 2012

Se congelaron los alquileres de campos por el cepo al dólar y la suba de costos


Las negociaciones entre propietarios y arrendatarios vienen muy retrasadas con respecto a años anteriores. La demanda se concentra en los mejores campos del país en desmedro de las zonas alejados de los puertos. El impacto del revalúo fiscal en el negocio.

Por lo general a esta altura del año las negociaciones de precios de alquiler de campos entre propietarios y arrendatarios se encuentran prácticamente cerradas. Sin embargo, la presente campaña 2012/13 podría marcar un antes y un después en el negocio.
Según pudo averiguar La Política Online con operadores del mercado, actualmente buena parte de los campos ofrecidos en alquiler siguen en proceso de negociación, mientras que en algunos pocos casos se logró llegar a un acuerdo forzoso.
“Los cierres de los negocios de alquileres agrícolas están registrando un retraso importante debido a la incertidumbre que impera en el mercado y en la economía argentina en general”, comentó el especialista Fernando Rojas Panelo.
“La sequía dejó a muchos productores desfinanciados y sin recursos”, aseguró Rojas Panelo. “Aquellos que tienen espalda financiera están pensándolo seriamente porque deben arriesgar sus dólares para seguir en el negocio”, agregó.
Uno de los principales aspectos que generó el congelamiento en el mercado es que hasta el año pasado muchos propietarios cobraban sus alquileres en dólares y por adelantado (algo que en las actuales circunstancias sería prácticamente imposible de cumplir).
Además, el precio de los fletes comenzó a jugar un papel importantísimo en el negocio. Por tal motivo, la demanda de campos se está orientando más hacia la región pampeana, en desmedro de las zonas más alejadas de las principales terminales portuarias.
“La mayor parte de los empresarios no tienen apuro por cerrar o renovar acuerdos al carecer de interés en la siembra de granos finos como el trigo en el marco de la actual suba de costos fijos”, afirmó Rita Robledo, especialista de la consultora Solapa4.
“Muchos propietarios de campos quieren mantener sus ingresos en un contexto inflacionario y con mayor presión impositiva; un punto que no es convalidado por los arrendatarios que vienen de atravesar duros golpes”, señaló Robledo.
Los márgenes esperados del negocio agrícola son muy ajustados en la campaña 2012/13. Por ende, para poder llegar a un buen acuerdo, este año los propietarios deben evaluar no sólo el precio de la soja, sino también el factor cambiario.

Los acuerdos
Así las cosas, en algunos de los pocos negocios que lograron sellarse hasta el momento, propietarios y arrendatarios buscaron alternativas para adecuar los acuerdos al nuevo contexto del negocio.
Según un informe elaborado por valorsoja.com, un campo que el año pasado se alquiló a 19 quintales de soja, este año se negoció en 17 quintales hasta un rinde final de 35 quintales, y lo que supere ese rendimiento se reparte en partes iguales.
Otro ejemplo: un establecimiento que el año pasado se había negociado en 17 quintales de soja, este año renovó en ese mismo precio, pero valorizado con la soja Mayo 2013. Las alternativas también incluyen la posibilidad de financiar parte del pago a cosecha.
En tanto, en las zonas donde los rindes de la campaña 2011/12 fueron regulares a malos, las renovaciones de alquileres tienden a realizarse con ajustes a la baja.
El impacto del revalúo
Los operadores consultados coinciden en que el revalúo fiscal de los campos instrumentado en las principales provincias productivas del país inevitablemente en algún momento terminará impactando en los precios de los alquileres agrícolas.
“No hay duda que tarde o temprano esos aumentos se van a trasladar al precio de los arrendamientos; es decir, lo va a terminar pagando el productor que explote la tierra”, afirmó Rita Robledo.
A modo de ejemplo, un campo de 500 hectáreas localizado en Arrecifes (tierras de mediana aptitud), que actualmente paga a la provincia unos 50 pesos por hectárea en concepto de Inmobiliario Rural, pasará a abonar un monto de 335 pesos por hectárea.
Además, el incremento del inmobiliario rural creó un “nuevo impuesto” que deberá ser pagado por miles de pequeños productores. Esto porque muchísimas personas comenzarán a pagar el Impuesto a los Bienes Personales cuando antes no lo abonaban o pagaban muy poco por el mismo.
En este sentido, por ejemplo, un productor propietario de un campo de 65 hectáreas localizadas en Salto, que antes no tributaba Bienes Personales, ahora deberá pagar $ 38.119. Otro que tiene 89 hectáreas en Pergamino, que antes pagaba $ 2789, ahora deberá desembolsar $ 71.292 (un 2456% más).
Existe otro caso de 53 hectáreas en Bragado que no tributaba Bienes Personales y ahora deberá pagar $ 11.822 y otro de 45 hectáreas en Gral. Pinto que no pagaba nada y ahora deberá transferir $ 8509 al Estado nacional.

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