viernes, 13 de julio de 2012

Qué buscan los franceses en Chile


CHILE : Como parte de la política de innovación y competitividad de Francia, ocho empresas de agroalimentos vinieron a buscar alternativas de inversión en el país. Los atrae la calidad de los productos chilenos, la apertura comercial y la ubicación geográfica del país y piensan que puede ser una plataforma comercial al resto del mundo.

Francia sabe de producción de alimentos. Es el primer productor agrícola europeo y el cuarto exportador mundial de alimentos procesados. Chile en tanto, está entre los primeros 20 países exportadores de alimentos del mundo -incluso en algunos rubros entre los 10 primeros- y la industria agroalimentaria es el segundo sector económico después de la minería. Es decir, para ambos países la producción y exportación de alimentos son claves para sus economías.
No es la única similtud. Ambos tienen territorios agrícolas pequeños y acotados, por lo que la producción por hectárea debe ser maximizada tanto en calidad como en cantidad. Para los dos la apuesta es aumentar el valor agregado de esos productos con cara a mejorar la competitividad.
Y por ello en Francia cuentan con una política de incentivo a la innovación y competitividad que tiene como objetivo “hacer de Francia un gran país de innovación y de empresarios”, recalca Vincent Di Betta, jefe de asuntos internacionales del Oseo. Y para ello acompañan a las empresas en “transformar una idea en producto, un producto en dinero, desde la investigación hasta que el mercado se apropie del nuevo producto”, explica Di Betta.
Como parte de ello, dos organizaciones del gobierno francés -UbiFrance y Oseo, equivalentes a ProChile y Corfo, respectivamente- buscaron, seleccionaron y acompañaron a ocho empresas del sector para que vinieran al país en busca de socios y proveedores, y participaran en la semana del Agro que fue parte del encuentro exportador organizado por el Comité de Inversiones extranjeras en Santiago.
La iniciativa es parte de la política de sistema de incentivo a la competitividad e innovación del gobierno francés, pero además una respuesta a la convulsionada realidad económica que vive por estos días Europa.
“Los inversores franceses vinieron por dos razones. La primera es que el mercado europeo en crisis no permite muchas nuevas oportunidades de negocio”, dice Xavier Fraval, director de UbiFrance Chile.
Y es que en las condiciones económicas actuales, a los franceses les queda claro que salir de Europa es una de las pocas alternativas para mantenerse en competencia. “Es una obligación de vida hoy en día. En la crisis actual todas las empresas que tienen las posibilidades saben que el futuro viene de la exportación, de la inversión en innovación en países mas allá de Europa”, recalca.
La misión comercial francesa habla de que América Latina, y Chile especialmente, está en el ojo de los europeos no sólo para vender, sino para producir. También de que lo que Chile ha hecho para abrirse al mundo tiene resultados más allá que vender sus productos en destinos distantes: su apertura comercial se transforma en una alternativa para convertirse en una plataforma comercial en la región y al Asia para otros países.
“Hablamos de que Chile es un lugar donde es posible y eficaz exportar, innovar e invertir. Y que está en América Latina… pero que más allá de eso, es una posibilidad de reexportación gracias a las buenas infraestructuras, el entorno excelente de los negocios, un apoyo del gobierno a la inversión y a la innovación. Todo esto hace que este país se presente hoy como un mercado interesante, pero también como una plataforma de reexportación por sus 21 TLC con 58 países en el mundo”, enfatiza Fraval.
Lo mismo piensan varios de los representantes de las empresas que viajaron al Chile.
En Philibert Savours, empresa especializada en producción de masas y pastelerías, por ejemplo, están buscando la posibilidad de instalarse en el país, tanto para tener acceso a las frutas y verduras deshidratadas, como para producir y “utilizar las instalaciones en Chile para exportar nuestros productos a otros países (Sudamérica, Japón, Estados Unidos)” , explica Pascal Philibert, gerente de la empresa.
Parecido es lo que ocurre en Agrauxine, compañía especializada en biotecnologías de fertilización.
“Decidimos venir a Chile por su estabilidad política y la claridad de las reglas de funcionamiento. Igualmente importante es la vocación de apertura hacia los mercados internacionales”, recalca el chileno Felipe Cortés, gerente de investigación de la compañía.
De ahí que evalúen la posibilidad de convertir a Chile en plataforma de venta. “La exportación desde Chile hacia los mercados norteamericanos y del Asia Pacífico nos permitiría llegar con precios más competitivos”, dice Cortés.
No para cualquiera
La planificación de la venida de los franceses partió un año antes, en Francia. Para ello UbiFrance y Oseo se pusieron a buscar empresas representativas de alta innovación.
Para concretar su política de innovación, el país galo cuenta con recursos importantes y no sólo económicos: Casi 4.500 personas (3 mil en Oseo y 1.500 en UbiFrance) en el mundo trabajan en empujar la innovación y la competitividad francesa. De ellos unos 300 están en todas las regiones de Francia buscando identificar a las pymes innovadoras y que cuentan con capacidad financiera, para exportar no sólo a Europa. Ellas detectaron compañías con proyectos interesantes. En ese proceso hubo que dar a conocer a Chile entre los eventuales interesados.
“Se hizo un trabajo conjunto con la Corfo y ProChile para presentar a Chile como plataforma de exportación y como un lugar en el que hay que invertir”, cuenta Fraval.
Y había interés. Recibieron 15 respuestas y de ellas se seleccionaron a las que tenían proyectos más adelantados, cuenta Laure Monrozier, agregada comercial para los sectores agropecuarios y agroalimentarios de UbiFrance en Chile.
“En un principio pensábamos venir con cinco o seis compañías, pero finalmente se aumentó a ocho”, cuenta Fraval.
Hasta ahora los pocos encuentros de este tipo siempre habían sido en vino. Hoy, lo que llegó fueron empresas de biotecnología, alimentación animal, compuestos alimenticios, comercialización de frutas.
Buscando materias primas
Internacionalmente Chile es visto como un país donde se prioriza la calidad y la innovación. Esos elementos motivaron a empresas como SDP, una compañía líder en Europa y África en abonos fisioestimulantes desde la química “verde”, para subirse al avión.
“Chile se desmarca de los otros países sudamericanos en su vocación exportadora
de frutas y alimentos procesados de alta calidad y valor agregado”, dice Laurent Steinmann, su director general.
Las materias primas que produce el país por su diversidad y calidad, son otro de los elementos que pesaron.
“Es un país muy interesante desde el punto de vista de la producción de frutas y verduras deshidratadas. Nosotros las utilizamos en nuestras preparaciones, por eso tenemos interés en el país. Además, Chile es el segundo país del mundo en cuanto a consumo de pan por habitante, lo que también es un atractivo”, plantea Pascal Philibert.
Algo similar es lo que buscan en SDP, donde se utiliza alta tecnología para generar productos formulados a partir de compuestos vegetales.
“Nuestra actividad necesita estar alerta para el abastecimiento de materias primas, en un momento en que el mercado mundial está cada vez más fluctuante. Una base regional en Chile es interesante, además de por ser estable y porque invitan a extranjeros a participar. Por ahora estamos en la fase de conocimiento de la evolución comercial, para ver si se justifica hacer inversiones estructurales”, dice Steinmann.
A Olmix, compañía reconocida mundialmente por su experiencia en salud y alimentación animal, le pasó algo parecido. “Chile tiene interés por la riqueza de sus materias primas, así como por sus características internas”, explica Jérôme Le Friec, su gerente general.
Los resultados ya se ven. Varios volverán antes de fin de año, a Aquasur, o como plantea Philibert, en un viaje de técnicos panaderos que realizarán pruebas con empresas.
 El brazo armado de la innovación
“A nivel de innovación el objetivo de Oseo es apoyar los proyectos innovadores que si bien tienen riesgos, constituyen rupturas tecnológicas marcadas y presentan un fuerte potencial comercial internacional, de colaboración. Esto, porque la innovación en una economía abierta como la de Chile y Francia es lo que generará los empleos del mañana”, dice Vincent di Betta.
Para ello trabajan en tres estamentos: las pequeñas y medianas empresas; las intermedias con proyectos de hasta 10 millones de euros; y las grandes, generalmente asociativas o polos de competitividad, como los llaman, por sobre ese monto. Con todas el esquema es el mismo: “Lo que hacemos es financiar innovaciones, servir de garantía de préstamos bancarios y dar financiamiento directo a las empresas. Por lo tanto, somos un socio de la empresa en todas las fases de vida de una innovación, desde la idea hasta que se concreta en una realización”, explica Di Betta.
-¿Cómo estructuran el financiamiento?
-Primero están las subvenciones, que va a proyectos intelectuales que, pueden o no concretarse. Se le da la subvención y si sale bien tanto mejor, pero en la evaluación se contempla el riesgo del fracaso. En cuanto a cifras, aún con los que fracasan es positivo para el Estado, porque cuando se ayuda la investigación básica se considera que quizá algún día el Estado invirtió 100 euros, pero luego habrá una empresa que aportará, que contratará personal y que va a pagar impuestos.
Un segundo producto son los préstamos reembolsables, que se orienta la industrialización, para comprar máquinas o contratar un vendedor, por ejemplo. Son préstamos que la empresa debe devolver en caso de que le vaya bien, una vez que tenga volumen y rentabilidad. También desde hace unos dos años tenemos para proyectos pequeños en inversión de pequeñas a medianas y empresas préstamos a tasa cero, que nos reembolsan mensualmente, porque de esa forma es más fácil hacer el retorno.
-¿Cuál es el presupuesto estatal para esto?
-Es complejo, pero puedo dar un dato. En 2011 se destinaron 1.900 millones de euros de financiamiento público y privado para apoyar 3.100 proyectos. Son 85 mil empresas de todos los sectores acompañadas en 2011, con un impacto económico financiero sobre la economía francesa de 30 mil millones de euros. Por ello Oseo es el brazo armado del Estado para incentivar la innovación.
-¿Pueden medir el impacto de lo que invierten?
-Con relación a estudios que se han realizado, se observa que en investigación y desarrollo un proyecto seleccionado por Oseo y financiado en 30% aproximadamente tiene tres veces más patentes que uno no seleccionado por Oseo. La gran fuerza es la estimación de riesgo de las empresas. Se ha desarrollado un sistema que califica cada una de las etapas. Esto permite hacer un seguimiento de año en año y decirle al Estado, qué hicimos con un euro en tal sector y en tal región.

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