domingo, 22 de julio de 2012

Fue saludable no aprobar la 125


Después de que la Honorable Cámara de Diputados aprobara la resolución 125, ésta no pudo pasar la votación en el Senado. Lo que más quedó en el recuerdo fue el voto no positivo.

Las famosas retenciones móviles resultaban de una fórmula matemática para poder determinar la respectiva tasa, en proporción al aumento del precio internacional de cada uno de los productos. 
En los considerandos que envió el Poder Ejecutivo, se establecía (con respecto a los incrementos de los precios internacionales) “que la persistencia de un escenario semejante podía repercutir negativamente sobre el conjunto de la economía”, agregando en un párrafo siguiente “que ésta (la resolución) constituía la herramienta apropiada para solucionar los problemas previamente mencionados”. 
Los tironeos políticos que rodearon cada uno de los pasos de esta resolución por el Congreso Nacional, no dejaron lugar a los análisis técnicos que, si se hubieran podido desarrollar, hubieran demostrado las debilidades que este esquema traía aparejados. Esa falta de discusiones llevó a algo inesperado como fue una partición de la sociedad civil
Las reacciones exageradas de las autoridades nacionales y de los políticos en general, desviaron y acallaron las opiniones de quienes, por conocimiento y experiencia de los mercados sectoriales y sus movimientos, estaban en condiciones de poner luz sobre todo esto, que quedó envuelto en una gran nube de sombra. 
Los precios internacionales se modifican esencialmente por dos cuestiones básicas. Por un lado el comportamiento de la demanda y, algunas veces en conjunto y otras en forma independiente, por las modificaciones de la oferta, a raíz de las alteraciones en la producción.
Lo que está ocurriendo este año nos puede ayudar a comprender una de las flaquezas de ese esquema. EEUU está sintiendo los efectos de una tremenda sequía viéndose en consecuencia disminuido su flujo esperado de saldo exportable. Simultáneamente en nuestro país hemos tenido un período de seca no tan pronunciado que redujo nuestra producción en una cifra considerable. 
El esquema que había propuesto el Poder Ejecutivo en la Resolución 125 llevaría al día de hoy a una retención casi 40% superior a la actual. En definitiva, hoy el productor argentino se encontraría frente a un cuadro donde por un lado vería disminuida su producción y por el otro soportaría una mayor carga tributaria. 
Además, cuando se intentaron establecer esas retenciones móviles no se tenía en cuenta la posibilidad de que pudiéramos llegar a vivir una situación de inflación en dólares que terminaría afectando la renta final del productor. Hoy nos encontraríamos frente a una ecuación para el productor que se resumiría en menor produccion/mayor carga tributaria/mayores costos de produccion. Un verdadero cocktail de tres efectos negativos, que los precios internacionales no alcanzarían a compensar y que acercarían a muchos productores a los límites vecinos a la quiebra. 
Volviendo a las palabras del considerando de la resolución presentada por el Poder Ejecutivo que decía que un aumento de los precios podía repercutir negativamente sobre el conjunto de la economía, transcurrido el tiempo ha quedado demostrado que ocurrió exactamente lo contrario, ya que la firmeza de los precios apoyó el crecimiento sostenido de nuestro producto bruto en estos años según lo muestran las cifras oficiales.
Además, hoy los productos involucrados, especialmente la soja, están logrando que muchas autoridades sigan el comportamiento de los precios como un elemento que pone equilibrio en nuestra economía y en nuestros famosos balances gemelos. 
Los productores, ante el incentivo de los precios hicieron todos los aportes para aumentar la producción y es por eso que hoy se considera especialmente a la soja como un verdadero pilar. 
Vale la pena un párrafo para la referencia que hacía la Resolución 125 con respecto a lo que la misma definía como pequeño productor. La resolución hablaba de compensaciones exclusivamente en presente ya que éstas se limitaban a la campaña 2007/2008. Para las siguientes campañas no había definiciones. 
Si se hubiera escuchado la opinión de especialistas con experiencia sobre los defectos de la resolución, los argentinos nos hubiéramos ahorrado el desgaste social de esos días. 
En síntesis, podemos resumirlo en pocas palabras: no haber modificado el esquema de retenciones fue saludable para la economía de nuestro país.


Guillermo Carracedo fue vicepresidente ejecutivo y coordinador general del Grupo Bunge y Born en la Argentina. Desde 1992 se dedica a la actividad independiente desde su consultora CADEC. Integra el Comité Ejecutivo de la Fundación de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires

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