martes, 24 de julio de 2012

En la pista se ven los pingos



A toda hora, en el corazón del predio de la Rural, se realizan con caballos todo tipo de certámenes de destreza: pruebas de rienda, carreras de barriles o demostraciones con las diversas razas. En esta nota, lo que el público no ve.  La labor de los jurados y los entrenadores en el detrás de escena de estos espectáculos que hipnotizan a los visitantes.

Destreza. Qué evalúan los jurados y qué caballos ganan en las pruebas de la Rural.







Las gradas se llenan, la locutora anuncia la competencia y los caballos entran a la pista central. Comienza el espectáculo. Pocos eventos generan tanta expectativa en la Exposición Rural: no importa si se trata de carreras de barriles, de estacas, o pruebas de rienda. Atraído ante la más mínima sospecha de que alguna prueba está por empezar,  el público nunca falta. 

Pero mientras la gente disfruta, un silencioso jurado, a diferencia de aquellos a los que nos acostumbró la televisión, evalúa cuidadosamente a los participantes. Es el caso de  Fabiana Abella, jueza oficial, que con su sombrero observa, elegante, las pruebas desde el costado de la pista. Es el turno de la raza Cuarto de Milla, de llamativa masa muscular, que se utiliza para el trabajo con ganado.     

“Es un honor para mí representar a la American Quarter Horse Association y estar en una exposición tan importante como la de Palermo”, cuenta Abella, que ejerce esta profesión desde el ‘87. Una de las modalidades que se evalúa en la pista central es la llamada “Western Pleasure”. “Acá lo que juzgamos son los distintos andares del caballo. Juzgamos la suavidad, los movimientos suaves en el paso, el trote y el galope, los cambios de andares y que el caballo vaya relajado, suelto, tranquilo. Después tenemos la modalidad de rienda, que es una modalidad en la que hay distintas maniobras. Tenemos el ‘spin’ que son los giros de 360 grados, los círculos y los ‘roll back”. Cada una de esas maniobras se van puntuando de acuerdo a la calidad de maniobra y también en el reglamento existen diferentes penalidades”, detalla Abella.    

Del otro lado del vallado, dueños y entrenadores miran atentos las pruebas. Si bien el entrenamiento de los caballos para las mismas es muchas veces considerado un arte, hay algo que va más allá de cualquier técnica de enseñanza y que es decisivo en una competencia: la genética. “El caballo hay que entrenarlo de manera que disfrute lo que está haciendo. Si un caballo no tiene genética para hacer rienda y nosotros lo forzamos para que lo haga, probablemente va a terminar haciendo rienda, pero es probable que no lo disfrute. Ese caballo jamás va a ser un buen atleta o un buen competidor”, concluye Andrés De Lazzer, especialista de Estancias Graciarena.

Por lo general, el entrenamiento de un caballo para hacer la carrera de barriles o la de estacas comienza con un básico de doma, que lleva 4 meses, a los que luego se suma un año específicamente dedicado a desarrollar la destreza de cada modalidad. Para las pruebas de rienda, como los giros de 360 grados, se requiere el doble de tiempo, dada la dificultad de la prueba.  

Árabe en libertad

Una de las pruebas que más público concentró hoy en la Rural es la llamada “Árabe en libertad”, que consiste en que el animal “muestre sus aires por dos minutos y el caballero tiene un minuto para embozalarlo”, según explica la locutora al público. Para dar cuenta de la dificultad de la prueba, basta con observar al animal en esos dos minutos, en los que corre brioso por toda la pista. Para los visitantes, es una de las demostraciones más vistosas: “Es la primera vez que la veo. Es atractivo porque el caballo árabe tiene porte, inteligencia y velocidad”, cuenta Juan Carlos Carrafino.  

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