Es lo que entrarían en las arcas fiscales suponiendo que hoy se vendan las 14 millones de toneladas que quedan de la cosecha. Así lo estimó Ernesto Ambrosetti, economista de la Sociedad Rural, quien señaló que la suba explosiva en el precio de la oleaginosa se debe exclusivamente a factores climáticos.
La cotización de soja estuvo a punto de superar el nivel récord de hace cuatro años, cuando llegó a los 609 dólares. Hoy estuvo arriba de los U$S602, avanzando un 4% con respecto al día de ayer, y terminó cerrando a U$S597.
Con estos números espectaculares, la cosecha compensa parte de lo perdido por la sequía, aunque en realidad se trata de dos caras de un mismo fenómeno: el pésimo rendimiento de la cosecha en EEUU fue por las malas condiciones climáticas en el sur de ese país.
Algo similar había ocurrido en el 2008, también a principios de julio, cuando se registró el récord. En ese entonces una fuerte sequía había afectado a los Estados Unidos, combinado con una demanda pujante, impulsaba el precio por las nubes. Después de ese boom y con el estallido de la crisis, los precios se desplomaron un 50%.
Por eso ahora es completamente impredecible lo que pueda llegar a durar este nuevo “viento de cola”, ya que está explicado exclusivamente por factores climáticos y es imposible predecir de acá a unos meses el impacto de las lluvias.
Así lo explicó a LPO Ernesto Ambrosetti, economista de la Sociedad Rural. Consultado sobre el impacto fiscal de esta suba, Ambrosetti sostuvo que “suponiendo que las 14 millones de toneladas de soja que restan liquidar se vendan todas hoy a ese precio, el Estado obtendría unos U$S2.000 millones extra en ingresos fiscales”. A trazo grueso, con un dólar oficial que levemente por arriba de los $4,50 esta suma significarían 9.000 millones de pesos más para las arcas del estado.
Sin embargo, Soledad Pérez Duhalde, de la consultora Abeceb, advirtió que los productores actualmente “no están vendiendo”, a la espera de una mayor certidumbre en el mercado de cambios. “Puede que esta suba motive a que algunos vendan más, pero la gran mayoría está siendo cauteloso”, señaló.
“No se si va a ser tan directo el efecto sobre la reacaudación, el mes pasado cayeron las retenciones”, comentó. Al parecer, los productores prefieren esperar a vender el producto. “Tienen hasta un año para guardar en los silos”, explicó Pérez Duhalde.
Incluso esta misma decisión podría estar afectando en el valor de la soja, ya que la Argentina es uno de los principales jugadores a nivel mundial. “Argentina influye en el comportamiento del precio; si vos tampoco salís a ofertar, afectás el precio porque no sos un productor menor”, analizaron desde Abeceb. “Los precios se van a mantener, o a lo sumo subirán un poco”, subrayó la especialista en temas fiscales.
¿Qué esperan los productores? “Especulan una devaluación, o que afloje el cepo cambiario”, sostuvo Pérez Duhalde, quien se inclina por la primera opción, ya que “el dólar oficial está a $4,50 pero el paralelo está un 30% más, a $5,90″, y eso no compensa la suba que hubo en el precio de la soja. Pero si la oleaginosa llega a un nivel que supere esa brecha, quizás fomente un incremento en las ventas.
“No están tan apurados para salir a cosechar”, aseguró, porque “no necesitan tanto efectivo”.
El efecto de la sequía en la Argentina fue estimado en unos 10 millones de toneladas de soja menos: de los 50 estimados inicialmente terminaron quedando 40. Y es que también hubo que contabilizar el efecto de las inundaciones en la zona pampeana.
Las expectativas también tienen efecto sobre los precios. Muchos inversores, especulando con que el precio subirá por la escasez, deciden hacerse de stock, adelantándose, y así ganar una diferencia cuando el alza sea aún mayor. Por lo que la demanda presiona al precio no sólo por su consumo actual sino también por un componenente especulativo.
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