martes, 10 de julio de 2012

Cómo se produce el vino más extremo de chile


A pesar del viento patagónico y un corto verano, la Viña Undurraga logró elaborar pinot noir en Chile Chico.
La decisión se tomó de un momento para otro. A fines de marzo de este año, León Cosmelli le aseguró a Rafael Urrejola que las uvas ya estaban listas. Además, existía la posibilidad de que un frente de mal tiempo golpeara Chile Chico.
Urrejola, enólogo de Viña Undurraga, pidió cortar los racimos cuanto antes y llevarlos a la bodega que la firma tiene en Talagante, a 2.038 kilómetros al norte de Chile Chico. Cómo sólo eran 30 kilos de uva, la logística no fue tan complicada. 
Un par de meses más tarde, le presentaron el resultado a Patricio Tapia, el periodista de vinos de Wikén. Lo que había sido un proyecto guardado bajo siete llaves, ahora se hacía público. Y entraba por la puerta ancha tras la bendición del principal crítico del país.
Sin embargo, el vino elogiado es sólo la punta del iceberg. Detrás de él hay más de una quincena de calicatas, la instalación de cinco estaciones meteorológicas y plantaciones en varios lugares en Chile Chico. Han sido cuatro años de estudio, una muestra de que las empresas agrícolas chilenas pueden hacer investigaciones de largo plazo. 
Cortar temprano
Chile Chico rompe con la tradicional facilidad para hacer vinos  de la zona central del país.Cómo  descubrió la investigación del equipo de Undurraga, la viticultura puede ser difícil, amarga, pero arrojar resultados que rompen el molde del vino chileno.
En septiembre de 2007 se hizo el primer viaje de exploración. José Yuraszeck, entonces gerente general de Undurraga, le propuso a Urrejola ir a esa zona pues ya existía el precedente de un centenar de hectáreas de cerezas.
Yuraszeck lo contactó con León Cosmelli, viticultor que había vivido varios años en esa región, para abrirle las puertas de los agricultores de esa zona.
Luego de investigar suelos en los alrededores de Chile Chico, con la asesoría de Roberto Pizarro, se seleccionaron cinco lugares. En suelos, se encontró básicamente dos tipos. El primero es franco arcilloso. Mientras, el segundo es arenoso  con piedras de arrastre y cenizas volcánicas, probablemente de origen glacial. 
Los análisis químicos revelaron en ese último suelo una alta presencia de calcio, que según Urrejola explicaría la turgencia de la fruta proveniente de esa zona.
 En 2008 se repartieron 400 parras con ejemplares de sauvignon blanc, riesling y pinot noir, todos en pie franco.
Paralelamente, Innova Chile se hizo parte del proyecto e inyectó 19 millones de pesos.
Hasta ahí todo iba viento en popa. Sin embargo, vinieron tres años de fracasos.
La menor acumulación de horas-grado -lapso sobre 10 grados Celcius-, las heladas primaverales y de fines del verano demoraron la entrada en producción o, cuando esta ya se atisbaba, la destruía.
Aprender de los errores
Sin embargo, los fracasos y errores enseñaron mucho.
“La principal lección es la extrema variabilidad de los viñedos. Como juegas en el límite, un problema de suelos o vientos puede hacer inviable un viñedo. No tienes espacio para equivocarte, a diferencia de la zona central, en que auncuando cometas errores igual obtienes un vino, aun que de menor calidad. Por eso, la elección del lugar es todo”, afirma Francisco Valdivieso, viticultor de Viña Undurraga.
Uno de los factores más difíciles de enfrentar es el viento. En el verano, es constante y con un promedio de 36 kilómetros por hora.
Una alternativa es plantar junto a álamos, pero éstos aumentan la posibilidad de heladas.
Otro descubrimiento es que, las parras de sauvignon blanc y de riesling no alcanzan a lograr uvas de calidad en esa zona.
Por otro lado, el equipo de Undurraga se sorprendió al constatar que en diciembre y enero, pleno verano, las temperaturas podían ser más altas, incluso más que las de Leyda, en la costa de la zona central. Aunque los procesos fisiológicos parten un mes “atrasados”, el verano hace que las parras aceleren su ritmo.
Eso sí, el verano es más corto.
“Hay que estar más atento a qué momento cosechar. En pocos días se te puede venir la madurez de las bayas, mientras que aumenta los peligros climáticos a fines del verano”, explica Urrejola.
Fue en 2012 en que el mayor conocimiento, junto con un mejor clima, permitió hacer la primera vendimia. El pinot noir resultante llama la atención por su bajo nivel del alcohol, sólo 12,8 grados, y alta expresión frutal.
¿Qué se viene adelante en el proyecto?
Primero, en la viña tienen que lograr acuerdos con los propietarios de los terrenos más interesantes en términos enológicos. Si eso resulta, apuntarían a pocas hectáreas de producción, con un vino de alto valor y de nicho.

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